sábado, 9 de junio de 2012

funcionalismo


FUNCIONALISMO


 


 


Ëmile Durkheim


 


 


 

Talcott Parsons                      Herber spencer                                    Robert Merton



El funcionalismo caracterizado por el utilitarismo otorgado a las acciones que deben sostener el orden establecido en las sociedades, es una corriente teórica surgida en Inglaterra en los años 1930 en las ciencias sociales, especialmente en sociología y también de antropología social. La teoría está asociada a Émile Durkheim y, más recientemente, a Talcott Parsons además de a otros autores como Herbert Spencer y Robert Merton. El funcionalismo se caracteriza por un enfoque empirista que preconiza las ventajas del trabajo de campo. En este sentido, los teóricos funcionalistas identifican en sus textos comunicación con comunicación de masas porque esa es la realidad de la sociedad moderna. Hasta el siglo XIX, la mayoría de las labores se realizaban en un gabinete, mediante relatos sesgados de viajeros. El funcionalismo abrió el camino de la antropología científica, desarrollándose luego con gran éxito en Estados Unidos. La corriente funcionalista es la escuela más extendida; se ha llegado a naturalizar y se estudia como el paradigma de las ciencias de la comunicación. Esta circunstancia se ha entendido como lógica porque es la perspectiva que mejor se identifica con la dinámica y los intereses del sistema audiovisual.

La escuela propone una serie de teorías concretas con continuidad basadas en distintas disciplinas: la teoría hipodérmica, la teoría de los efectos limitados, la teoría matemática de la comunicación y otros enfoques más particulares. Son esquemas de acción cuyo objetivo es construir un proyecto integrador que aporte conocimientos sobre cómo funciona la comunicación social y cómo debe funcionar. Bajo esta mirada, las instituciones sociales serían medios colectivamente desarrollados para la satisfacción de las necesidades biológicas y culturales; los define, por lo tanto, por el cumplimiento de una función social, y no —como se hacía generalmente— por las circunstancias históricas de su desarrollo. Enfatiza, por lo tanto, las medidas que las instituciones toman para alcanzar los fines socialmente valorados. En la escuela funcionalista americana, basada sobre todo en la obra de Talcott Parsons, se pone un énfasis particular en el mantenimiento de la estabilidad social. En el contexto estadounidense ayuda pensar que EE.UU. es una nación que todavía está construyéndose a partir de inmigrantes de distintas procedencias (melting pot) y que, por tanto, era necesario la integración política.


ORIGEN DEL NOMBRE


El nombre de esta escuela deriva del hecho de que para el etnógrafo polaco Bronislaw Malinowski, seguidor de las teorías sociológicas del francés Émile Durkheim, las culturas se presentan como todos "integrados, funcionales y coherentes". Por lo tanto, cada elemento aislado de la misma sólo puede analizarse considerando los demás. Este autor estudia entonces la cultura y demás hechos sociales, como por ejemplo las instituciones en que estos están "concentrados", en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir, todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y conservar los organismos de la sociedad y a esta como tal, incluyendo sus modelos culturales.

La teoría funcionalista propone que las sociedades suponen de mecanismos propios capaces de regular los conflictos y las irregularidades, así como las normas que determinan el código de conducta de los individuos variarán en función de los medios existentes y esto es lo que rige el equilibrio social. Por lo que pasemos a entender a la sociedad como un “organismo”, un sistema articulado e interrelacionado. A su vez, cada una de estas partes tiene una función de integración y mantenimiento del propio sisma.

Según Parsons, la teoría de sistemas, se basa en la teoría funcionalista, y establece que la sociedad se organiza como un sistema social que debe resolver cuatro imperativos fundamental para subsistir:

  • Adaptación al ambiente.
  • Conservación del modelo y control de tensiones.
  • Persecución de la finalidad.
  • Integración mediante las diferentes clases sociales.

De acuerdo al rol que asuman los subsistemas para resolver estos problemas fundamentales, actuarán como funcionales o disfuncionales. Los funcionalistas tienen una visión biologicista de la sociedad, es decir, entienden a la sociedad como una entidad orgánica cuya normalidad viene postulada por fenómenos que se repiten regular y sistemáticamente.

El pionero iniciador de la tendencia funcionalista en Latinoamérica fue Gustavo Mendoza, quien adquirió sus conocimientos en el instituto humano-tecnológico Humboldt.[1]



HISTORIA


El funcionalismo es una corriente que surge de numerosos estudios en Inglaterra (a mitad la década de 1930) en las ciencias sociales, especialmente en sociología y también de antropología social.[2] Su principal influencia es el sociólogo francés Émile Durkheim, que piensa que los hechos sociales determinan los hechos culturales. Otros autores de influencia son Talcott Parsons, Herbert Spencer y Robert Merton. Se caracteriza por el utilitarismo otorgado a las acciones que deben sostener el orden establecido en las sociedades, y por un enfoque empirista que preconiza las ventajas del trabajo de campo. El funcionalismo estudia la sociedad sin tener en cuenta su historia, sino tal y como se la encuentra; intentando comprender, como cada elemento de la sociedad se articula con los demás formando un todo, y ejerciendo una función dentro de esa sociedad.[3] La corriente funcionalista es la escuela más extendida, se ha llegado a naturalizar y se estudia como paradigma de las ciencias de la comunicación. La escuela propone una serie de teorías concretas con continuidad basadas en distintas disciplinas: la teoría hipodérmica, la teoría de los efectos limitados, la teoría matemática de la comunicación y otros enfoques más particulares.[4]

ESCUELA FUNCIONALISTA


El funcionalismo nace como reacción al evolucionismo y al particularismo histórico. Parte del hecho de que la cultura es una totalidad orgánica en las que sus diversos elementos son inseparables (holísticos) y que se hallan interconectados, teniendo cada uno de ellos una función específica en el conjunto. La religión, la economía, la producción, los rituales, etc. forman un todo interconectado.

Sus pioneros fueron Bronislaw Malinowski y Alfred Reginald Radcliffe-Brown. El nombre de la escuela proviene del hecho que para el etnógrafo Bronislaw Malinowski (seguidor de las teorías sociológicas del francés Emilie Durkheim), las culturas se presentan todos como “integrados, funcionales y coherentes”, por lo tanto cada elemento aislado de la misma sólo puede analizarse considerando a los demás. Estudia, por ende, la cultura y demás hechos sociales, en función de cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano.

BASES DE LA TEORÍA FUNCIONALISTA


 Empirismo


El empirismo es una de las bases de la teoría funcionalista. Es una corriente filosófica del siglo XVIII que busca conocer la realidad a través de la observación de los fenómenos observables. La explicación de los acontecimientos se obtiene para los empiristas mediante la construcción de leyes generales y las relaciones causales entre fenómenos observables.

 Positivismo


Otra doctrina filosófica que influyó en la construcción del pensamiento funcionalista es el positivismo. Una escuela sobre teoría de la ciencia fundada por Augusto Comte que comprende una reforma en la sociedad y una religión. Constituyendo una teoría del saber que no admite otra realidad que no sean los hechos, ni a investigar otra cosa que no sean las relaciones entre los hechos.




Positivismo


De Wikipedia, la enciclopedia libre






El Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las teorías a través del método científico. El positivismo deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Augusto Comte y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad de dicho siglo. Según esta escuela, todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia.

Esta epistemología surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución francesa, que obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como objetos de estudio científico.

                                   Comte fue el fundador del positivismo. Fue el primero en crear un nuevo tipo de pensamiento, substituyendo la teoría del conocimiento por una teoría de la ciencia. Los principios básicos del positivismo son:

  No admitir como válidos otros conocimientos, si no los que proceden de la propia experiencia, rechazando por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El echo es la única realidad científica, y la experiencia y la intuición, los métodos exclusivos del saber.

  El positivismo pretende atenderse a los hechos, y toma como modelo de racionalidad la ciencia experimental, por lo tanto difiere totalmente del pensamiento romántico aunque la idea de progreso, una de las obsesiones románticas, sigue destacada como ideal en la filosofía. Así podemos considerar al positivismo como un “romanticismo de la ciencia”.

  No existe diferencia entre apariencia y esencia.

  Nominalismo: Los objetos son los referentes últimos de cualquier conocimiento.

  Ciencia única: La aspiración máxima de la filosofía es el monopolio del saber.

El saber positivo es un saber supremo, en cuanto a su lado negativo es negación de todo ideal, de los principios absolutos (esencias), es decir, de la metafísica.

La teoría de la ciencia es una mutilación de la inteligencia humana.

REFLEXIONES

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